jueves, 11 de octubre de 2007

Olor a fracaso...

No sabía muy bien cómo titular esta entrada, pero no se me ha ocurrido otra forma que ésta, que quizás a más de un@ le pueda sonar drástico, pero son ya dos meses y medio de búsqueda infructuosa, y la moral está por los suelos.

También les ruego que me entiendan pues escribo la entrada en caliente, cuando apenas hace quince minutos me acaban de comunicar que a pesar de que mis tests (sí, aquellos que me tuvieron cuatro horas metido en un cubículo de proporciones reducidas, vamos... lo que hoy se ha dado en llama "solución habitacional") estaban bien, no había pasado la entrevista final, y no había sido por tanto el elegido para el puesto. Vamos, que lo de siempre, otra semana con el corazón en vilo, para finalmente tener la respuesta a la que desgraciadamente me estoy terminando por acostumbrar. Y no me digan ahora que me embarga un sentimiento trágico, pues después de dos meses y medio, yo diría que simplemente he aterrizado en la realidad. No son cuatro las entrevistas que he hecho, sino cerca de la decena, y tampoco son cuatro las ofertas de trabajo que he solicitado, sino más de medio centenar.


No es que este puesto que esperaba fuera el de mi vida, ni para lo que había estudiado tanto tiempo, pero... tenía ciertas esperanzas estando en la final junto con otros dos candidat@s. Ya ven sin embargo, que esta vez tampoco podrá ser.


Y uno termina por plantearse hasta qué punto vale todo lo que no se ha esforzado y lo que ha estudiado en los últimos años, cuando una vez tras otra y de manera sistemática le dan a uno con la puerta en las narices. Comentaba el otro día, que el chip es diferente, buscar trabajo supone enfrentarse a una realidad diferente a la del ámbito universitario. Uno tiene enfrente a una persona que no le va a dar ninguna explicación del porqué de su elección, lo que añade impotencia al sentimiento de sentirse rechazado, que jamás resulta agradable. Evidentemente, en mi caso particular, cualquier penuria actual es compensada por el hecho de que uno ha disfrutado de este último lustro conociendo y aprendiendo, que es una sensación única, que deberían prescribir los médicos de la misma manera que prescriben aspirinas, pero la desesperación es un sentimiento que te permite cuestionar todo lo que has hecho, haces y lo que podrías hacer en un futuro.


¿Qué que voy a hacer ahora? Pues lo de siempre. Recomponerme en la medida que me sea posible, y volver a iniciar el proceso (tampoco piensen que estos días se detuvo del todo, pues algo oferta fue atendida por mi parte por si "sonaba la flauta"). Resulta muy descorazonador penar que una vez más se repite un proceso que me sumerge en un mar de dudas y tensión. Nuevamente, buscar ofertas, enviar curriculums y esperar. Y en esa espera, mucho tiempo para pensar y darle vueltas a la cabeza. Y luego, con suerte una llamada que hace ilusionarte, pensar que esta puede ser la buena, que quizás esta sea la tuya. Los nervios típicos de las entrevistas, del ir a un sitio que no conoces, para ver a gente que no conoces y para que te hagan una entrevista, que dada mi experiencia, puede variar totalmente según la persona y empresa que te la haga. Y en este ambiente, la frase: "Ya te llamaremos". Dichosa frase, dichoso sistema. A esperar la bendita llamada que te saque de tu hartazgo, de tus pensamientos, ¿y mientras qué? Pues ilusión, nervios, dudas, ansiedad,... Y así se repite el ciclo una y otra vez, así hasta diez veces en los últimos 75 días. ¿Duro? No, real.

4 comentarios:

Expediente X dijo...

Como te comprendo, será porque uno lo ha pasado o lo sigue padeciendo..., en fin, no desesperes, sigue buscando, el que la sigue, y la persigue, al final lo consigue ( con el artículo "la" no me estoy refiriendo a una chica, je, je ) más penitencia de formación, otros puestos aunque no estén relacionados con lo tuyo, ni te imaginas lo que uno se encuentra trabajando de teleoperador, todo un Expediente X, echemos un poco de colonia para que huela mejor en la medida de lo posible. Hasta pronto Pepito Grillo.

Marco de Mesa Cáceres dijo...

Amigo Pepito, como dice Expediente X, no te desesperes. Sinceramente, yo también te entiendo. Ya se lo dije a Madre Grilla... Algún día tienen que cambiar las tornas. Puede ser en cualquier momento. Mientras tanto a esperar. Echa muchos currículos... Nunca son suficientes y siempre queda alguna puerta a la que llamar. Ánimo amigo. Hasta pronto. Un abrazo.

Pepito Grillo dijo...

Gracias por vuestros ánimos, de verdad.

Lo que pasa es que el tiempo pasa y...

Voluntad dijo...

Guapetón, ánimo. El primer empleo suele ser el más complicado de conseguir. Entre otras cosas, porque a todas las pruebas psicotécnicas y entrevistas siempre se le añade la valoración de la experiencia. Aun así, comprendo el bajón de estima que produce el que no te acepten en el puesto, más aun si esto se produce después de un tiempo de espera que ha abierto una espectativa. Pero, no te desanimes que como decían en los 80: nene tú vales mucho. Deja que te conozcan....van a llover las tortas para contratarte.