viernes, 21 de diciembre de 2007

A todos mis lectores (que sois poc@s, pero muy select@s)

Siento que el blog haya estado aparcado durante estos últimos días. No penséis que no me he acordado de este rinconcito, pero tengo los minutos contados. Quería aprovechar que he encontrado unos minutitos mientras me encuentro preparando viaje para las tierras de Agustina de Aragón. Quiero desearos a todos y todas, que lo paséis muy bien, que disfrutéis mucho de estos días.


Y recordad, si el día 25 de madrugada véis a un gordo barrigón vestido de rojo... ¡que no sea éste!:

jueves, 6 de diciembre de 2007

Comercial de Telefónica por unos minutos...

... o de como salir de un aprieto, sin considerar disculparte y reconocer tu error.

Creo que es un título sugerente para esta entrada. Lo cierto es que cada vez se me hacen más largas las tardes en el Instituto Palacios. No porque me aburra, sino en el sentido de resultar realmente agotadoras. La falta de glucosa en las neuronas termina por provocar "lapsus" que cualquier día me meterán en un problema.

Y miren que es sencillo pedir disculpas y reconocer el error, pero... ¿para qué? ¡Viva la imaginación! Esto me pasó ayer. Una tarde agotadora, ya estaba rendido, pero claro, hay que dar el "callo" o al menos parecerlo. Pues ayer la pillé con una de nuestras pacientes, una pobre señora de avanzada edad, que debió terminar de mí hasta los "pendientes reales". Yo no sé si fue esto, o que al final terminó por pasar una tarde de escándalo con las llamadas del que esto suscribe.

A las 17:00 horas comenzó su calvario. Veo la agenda, y observó que esta buena señora tiene cita el lunes para venir al Instituto. No la recuerdo, no recuerdo haber hablado con ella. Decido llamarla. Primer error. Un tono... dos tonos... una agradable voz me coge el teléfono al otro lado, dulce como ella sola rápidamente responde a su nombre, y me pregunta por quién la llama. Me presento, y le digo que la anterior responsable del estudio se ha marchado y que yo soy el nuevo responsable. Craso error... "Muy bien, muchas gracias, pero el otro día otro muchacho ya me llamó para decírmelo, y ya sé que tengo cita el lunes". ¡Ups! "Este... claro, era sólo por confirmar que mi compañero le había contactado". Así termina la conversación, despidiéndonos hasta el lunes. Por supuesto, no hay otro compañero, sino que fui yo quien la debí de llamar en una de los cientos de llamadas que realizo en una semana.

Pero aquí no termina la historia de amor-odio que en la tarde de ayer establecí con esta amabísima anciana madrileña a la que le debí joder su telenovela favorita, o su programa de televisión. Media hora después, tras hace otras cosas, me encuentro de nuevo sentado en mi escritorio. Delante mía tengo la historia, el informe y el kit de analítica para una paciente que viene el lunes, y que tengo que preparar antes. "Coño... si tenemos aquí una nota de que se hizo una analítica y nos iba a traer el informe... Pues aprovecho y ya le recuerdo la cita para el lunes". Segundo error. Segundo craso error. "Buenas tardes, le llamo del Instituto Palacios, se puede poner *********** ********". "Sí soy yo..." En esto que oigo la melódica voz de la señora, y caigo en el error... ¡¡¡De nuevo al habla con esta mujer que debía pensar ya que además de su artrosis de rodilla, era conveniente que la trataran del Alzheimer porque ella juraba que acababa de hablar antes con otro muchacho del Instituto Palacios!!! "Sí, no hay problema, es que me ha pasado una nota este muchacho para que le recuerde que por favor nos traiga el informe de su analítica para que lo vea el Doctor". Hasta aquí la segunda llamada, pero la tarde aún daba de sí, apenas estábamos en las 17:30 horas, y todavía había tiempo para trabajar duro para levantar este gran país.

Casi una hora después. Caigo en la cuenta de que tengo que llamar urgentemente a una de mis señoras porque nos tiene que devolver la medicación. Sin embargo en estos momentos mi cerebro ya no rige, las ideas no fluyen, ya sólo funciona la rutina, no me paro a pensar lo que voy a hacer, y marco el primer teléfono que veo en la pantalla de mi ordenador junto con la ficha de una señora que yo pensaba que era la que tenía que llamar... ¿Saben ya quien contestó? Antes de oir su voz, pero ya sin tiempo para colgar mi cerebro me avisa: "So inutil, ¡despierta!" Efectivamente, la tercera llamada de la tarde había tardado una hora y media desde la primera, pero ya había llegado. La escena era para verla... yo rojo como un tomate, ya no sabía si invitarla a cenar a la mujer o rogarle que me disculpara, y como la necesidad y el hambre aprietan por igual, y yo a estas horas ya tenía más hambre que el perro de Stevie Wonder, me puse manos a la obra, con la ayuda de mi cerebro, que entristecido por la situación en que su dejadez me había dejado, se veía ahora en la imperiosa necesidad de echarme una mano. Y en apenas unos segundos, justo cuando la señora al otro lado comenzaba a desesperarse esperando una respuesta que no llegaba... "Buenas tardes, le llamo de Telefónica, mi nombre es Juan Manuel Martínez, y deseo ofrecerle lo último en teléfonos para su hogar..."

Imagínense la escena por favor. Lo dantesco de la escena, con mi cara roja como un tomate, y mi cerebro que me traicionaba con un engaño que por poco estuvo en meterme en otro problema... la mujer dijo que no estaba interesada, pero... ¿y si hubiera aceptado la oferta?

Ya tuvieron comidilla ayer las compañeras del Instituto Palacios, con el relato de esta entrañable historia entre un muchacho estenuado y una mujer anciana que comenzó a sospecha que el muchacho quería hacerla revivir viejas épocas de lujuria y pasión. Esta es sólo la historia de una tarde más de Otoño-Invierno dentro del Instituto Palacios.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Campaña de apoyo a los únicos Reyes que debería haber...

Estos tres pobres venerables ancianos llevan dos mil años con su PYME, atendiendo únicamente al mercado español y sin intención de expandirse y están sufriendo una agresión que amenaza con destruirlos.

Reivindicamos la figura de los Reyes Magos porque:

1. Los Reyes Magos son un símbolo de la multirracialidad y nunca han tenido problemas de inmigración.

2. Los Reyes Magos son fashion total, su elegancia en el vestir no ha pasado de moda en dos milenios.

3. Si no existiesen los Reyes Magos, las vacaciones se acabarían el 2 de Enero.

4. Los Reyes Magos son ecológicos , utilizan vehículos de tracción animal que con su estiércol contribuyen a fertilizar el suelo patrio (nada de trineos volando ni gilipolleces que no existen; camellos, que todos conocemos alguno...)

5. Los Reyes Magos generan un montón de puestos de trabajo entre pajecillos, carteros reales y multitud de gente que va en la cabalgata.

6. De Papá Noel puede hacer cualquier pelagatos, pero para hacer de Reyes Magos se necesitan al menos tres.

7. Los Reyes Magos fomentan la industria del calzado y enseñan a los niños que las botas se deben limpiar al menos una vez al año. Por contra, el gordinflas exige que se deje un calcetín, prenda proclive a servir de acomodo de la mugre y la pestilencia, cuando no de indecorosos 'tomates'.

8. Los Reyes Magos planifican concienzudamente su trabajo y se retiran discretamente cuando acaban la función.

9. Santa Claus vive en el Polo norte y por eso es un amargado, los Magos son de Oriente, cuna de la civilización y por ello de una elegancia no decadente.

10. Los Reyes Magos tuvieron un papel destacado en la Navidad, Santa Claus es un trepa que trata de aprovecharse del negocio y que no participó en nada en los acontecimientos de la Navidad.

11. Los Reyes Magos son de los poquísimos usuarios que mantienen en pie la minería del carbón en Asturias. No lo han cambiado por gas natural ni por bombillitas horteras.

12. Los Reyes Magos lo saben todo. Santa Claus no sabe otra cosa que agitar estúpidamente una campanita y decir "jou, jou, jooouu!", ¡Vaya conversación!

13.Santa Claus es un zoquete que no respeta los derechos y sentimientos de los renos de nariz colorada. No hay documentado ningún caso de maltrato físico o psicológico por parte de los Reyes Magos hacia sus camellos.

14.Los Reyes Magos son agradecidos, siempre se zampan las golosinas que les dejamos en el plato.

15.Sin los Reyes Magos no se habría inventado el Roscón de Reyes. 16.Finalmente, Santa Claus se pasa la vida diciendo '¡Jo, jo, jo!'. Risa forzada y sin sentido. Señal de estupidez.Empecemos la campaña de

SOLIDARIDAD CON NUESTROS QUERIDÍSIMOS Y ANTIQUÍSIMOS REYES MAGOS ,

Que vuelvan a aflorar las tradiciones con arraigo centenario... Todos los años por estas fechas sufrimos una agresión globalizador a en forma de tipo gordinflón, una manipulación de las mentes de los niños de España y del resto del universo. Ese adefesio carente del más mínimo sentido de la elegancia en el vestir, con aspecto de dipsómano avejentado y multirreincidente en el allanamiento de morada por el método del escalo, es un invento de la multinacional más multinacional de todas las multinacionales, Coca-Cola. En los años 30, cogieron al San Nicolás de la tradición nórdica, que originalmente se paseaba vestido de obispo (o de duende un tanto zarrapastroso) y le enfundaron un atuendo con los colores corporativos (rojo y blanco). Desde entonces, generaciones de tiernos infantes de medio mundo han sido machacadas por la publicidad, alienándose hasta tal punto que piensan que un mamarracho publicitario representa todo lo bueno del ser humano. ¡Basta ya!, ¡reivindiquemos nuestras señas de identidad! ¡Abajo Santa Claus y vivan los Reyes Magos!

Diciembre, mes distinto... o no tanto...

La verdad es que salir a dar una vuelta por Madrid en Diciembre puede provocar más de un susto... la ciudad está totalmente iluminada, y se respira un ambiente distinto... ¿o quizás no tanto? No sé si la contaminación lumínica sumada a la contaminación atmosférica que ya soportamos en la capital ayuda a crear esta atmósfera tan particular.

La realidad es que la Navidad poco cambia, salvo el espíritu de consumir a gusto, sin preocupaciones ni remordimientos, porque es una época en el que este mal endémico se convierte en mal de muchos.

Yo por mi parte, este año consumiré menos, o quizás más, según se mire, porque el Dr. Palacios ha tenido a bien obsequiarnos con una interesante cesta de navidad. El trabajo sigue discurriendo por derroteros similares, a medida que voy haciéndome con nuevas tareas, la presión aumenta, apenas puedo parar a comer. Y luego, bajo este ambiente, tan viciado como el de la ciudad de Madrid, uno siempre se encuentra a la buena mujer (también conocida como "mujer especial"), que con su simpar amabilidad y buen corazón, te llama y cuando oye tu voz, esperando oir la del Doctor, te suelta: "Bah, si eres tú... el farmacéutico...". Pues sí señora, yo soy el farmacéutico, y usted tiene por cabeza unas maracas como las de Machín. Y es que entre tanta variedad, siempre nos encontramos con pacientes a las que no les falta un tornillo, no, sino la ferretería completa.