Me dispongo ante el ordenador con una duda: ¿Escribir con la cabeza o hacerlo con el corazón? Con la razón, siempre con la razón.
No valen reflexiones vacías de contenido, sólo nos queda la contundencia de la palabra, de la razón. Alguien podrá decir que divago, que sólo atiendo a chismorreos. Yo diría que los dardos de la razón provocan un extraño ánimo en quien los sufre conscientemente. Casi hablaría de enfermedad, de paranoia. Los síntomas son plausibles para cualquiera que no sea un necio. La bondad se perdió en el camino, la ética es un invento del pasado y los hombres y mujeres ya no tienen palabra porque su voluntad se vende al mejor postor. Reflexiones, estados de ánimo, no más.
Importante reflexión: hay prestigios que es preferible no ganárselos. Están vacíos de conceptos, de verdadera comprensión. Se basan en un espectáculo funambulesco. Hay cierto aire místico en la actitud de una masa ingente que retorna a la época del Mesías para buscar la salvación. Adorar a falsos iconos sólo trae consigo un largo desierto. No se olviden de esta última reflexión.
En un mundo donde la fecha de nacimiento crea conciencias, la razón parece sumida en el ostracismo. No se equivoquen. La razón tiene paciencia, deja hacer. Frente al adoctrinamiento de quien sólo aspira a destruir, la razón se hace aliada del tiempo y busca su complicidad. Sólo tiempo, es cuestión de tiempo.
Dirán que abandonamos, que no fuimos capaces de enfrentarnos a nuestra propia necedad. La masa enfurecida, ciega, no atenderá a razón. Serán rebaño fiel que sigue a su pastor. No hay posibilidad de rectificación, tampoco de crítica. No es necesario, creen que la pureza de su pensamiento no requiere de mayores reflexiones. Es innecesario entrar a debatir con quienes consideran desleales, necios y mentirosos. Pero no se preocupen, también aquí, el argumento se tergiversará. Hablemos de viejos decrépitos, no hablemos de razón. Quien se para a debatir las formas es porque no tiene interés por llegar al fondo del asunto. Pero más allá de eso, quien me toma por necio, y pretende violentarme, se ofende a sí mismo. La necedad se fortalece con el paso del tiempo, y lo que en algunos es incipiente, en otros resulta ya grotesco.
No se asusten en todo caso, no teman. La razón nunca huye, no descansa. La razón es una pesada losa que camina junto con la historia para dejarse caer contra cualquiera que no tenga mayor objetivo en esta existencia que la de ser un corruptor de voluntades. Recuerden que el progreso nunca tiene porque ser una línea recta. A veces es necesario retroceder para continuar luego avanzando. La razón conoce esto.
Con perdón de Unamuno: “venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha...”.
Siento haber escrito un texto tan largo, pero no tuve tiempo para hacerlo más corto.
No valen reflexiones vacías de contenido, sólo nos queda la contundencia de la palabra, de la razón. Alguien podrá decir que divago, que sólo atiendo a chismorreos. Yo diría que los dardos de la razón provocan un extraño ánimo en quien los sufre conscientemente. Casi hablaría de enfermedad, de paranoia. Los síntomas son plausibles para cualquiera que no sea un necio. La bondad se perdió en el camino, la ética es un invento del pasado y los hombres y mujeres ya no tienen palabra porque su voluntad se vende al mejor postor. Reflexiones, estados de ánimo, no más.
Importante reflexión: hay prestigios que es preferible no ganárselos. Están vacíos de conceptos, de verdadera comprensión. Se basan en un espectáculo funambulesco. Hay cierto aire místico en la actitud de una masa ingente que retorna a la época del Mesías para buscar la salvación. Adorar a falsos iconos sólo trae consigo un largo desierto. No se olviden de esta última reflexión.
En un mundo donde la fecha de nacimiento crea conciencias, la razón parece sumida en el ostracismo. No se equivoquen. La razón tiene paciencia, deja hacer. Frente al adoctrinamiento de quien sólo aspira a destruir, la razón se hace aliada del tiempo y busca su complicidad. Sólo tiempo, es cuestión de tiempo.
Dirán que abandonamos, que no fuimos capaces de enfrentarnos a nuestra propia necedad. La masa enfurecida, ciega, no atenderá a razón. Serán rebaño fiel que sigue a su pastor. No hay posibilidad de rectificación, tampoco de crítica. No es necesario, creen que la pureza de su pensamiento no requiere de mayores reflexiones. Es innecesario entrar a debatir con quienes consideran desleales, necios y mentirosos. Pero no se preocupen, también aquí, el argumento se tergiversará. Hablemos de viejos decrépitos, no hablemos de razón. Quien se para a debatir las formas es porque no tiene interés por llegar al fondo del asunto. Pero más allá de eso, quien me toma por necio, y pretende violentarme, se ofende a sí mismo. La necedad se fortalece con el paso del tiempo, y lo que en algunos es incipiente, en otros resulta ya grotesco.
No se asusten en todo caso, no teman. La razón nunca huye, no descansa. La razón es una pesada losa que camina junto con la historia para dejarse caer contra cualquiera que no tenga mayor objetivo en esta existencia que la de ser un corruptor de voluntades. Recuerden que el progreso nunca tiene porque ser una línea recta. A veces es necesario retroceder para continuar luego avanzando. La razón conoce esto.
Con perdón de Unamuno: “venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha...”.
Siento haber escrito un texto tan largo, pero no tuve tiempo para hacerlo más corto.
2 comentarios:
No te preocupes porque te digan chismoso, esto suelen hacerlo los cotillos de patio.
Sobre el prestigio; es un concepto superficial y burgues. La conciencia del deber cumplido, cualquiera que sea el resultado, se acerca más a los valores que tenemos, las ideas que defendemos y a fin de cuenta; a lo que somos.
Si te sirve de algo un General en Guantánamo me dijo un día algo tal que esto "los mercenarios no son peligrosos, porque quieren sobrevivir para disfrutar del botín que se les ofrece, las personas peligrosas somos las que tenemos la razón y el corazón de nuestra parte y por tanto estamos dispuestas a defenderlas hasta sus últimas consecuencias." Aplícalo a esta situación o a la que quieras.
Siempre un genio este Unamuno...no obstante, ¿a quien disfrazamos de millán astray?...a todos aquellos que gritan ¡¡viva la muerte!! sin saber que no han vivido... para ellos el tiempo ... que no perdona...
Para todos y todas las que estamos vivos.... ¡¡¡Viva la Vida!!! y la amistad verdadera... lo demás todo pasa y todo queda...
Salud y Libertad... para quien sea capaz de disfrutarlas...
La Entropía Virtual...
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