Se lo digo yo. A veces cuando uno emprende en esta vida ciertas empresas llega a la dolorosa conclusión de que es preferible estar solo que mal acompañado. Si ya me lo decía mi madre, "ten cuidado con las malas compañías".
Algun@ no lo entenderá, pero yo creo que todavía hoy hay cuestiones que son de principios, y que requieren de reflexiones que vayan más allá del propio interés. Quizás ese sea el problema, el interés, el "yo". A veces hay quien gana batallas que terminan constándole muy caro. Dicho queda.
Algun@ no lo entenderá, pero yo creo que todavía hoy hay cuestiones que son de principios, y que requieren de reflexiones que vayan más allá del propio interés. Quizás ese sea el problema, el interés, el "yo". A veces hay quien gana batallas que terminan constándole muy caro. Dicho queda.
3 comentarios:
No estás solo. Pero eso sí, evita las malas compañías.
Abrazos.
hermione la compañía discordante está ahí, y esta semana la tengo que soportar por dos veces, pero vamos... intentaremos soportarle.
Y sobre Toxi siento que al final sea examen con preguntas a desarrollar. ¡Suerte!
Simone el problema es que yo las evito, pero ellas siempre me terminan encontrando.
Como últimamente, tengo que decirte que estoy totalmente de acuerdo contigo. Esto se está convirtiendo en una tónica... uhmmm, habrá que analizar esta situación... jeje!!
Pero efectivamente y como dice la buena de Simone, no estas ni estamos solos/as.
Cuando uno/a lucha en base a sus principios y es fiel a ellos, la empresa suele llegar a buen puerto. Lo que pasa es que hasta llegar a ese puerto hay escalas que a veces se pueden hacer insoportables. Es lo que solemos catalogar como "travesía del desierto". Por poner un ejemplo, la que tuvimos en este país con 8 años de gobierno Aznar. Por suerte o por desgracia nos toca vivir nuestra particular "travesía del desierto". Esperemos que no sea muy larga aunque se vaticina dura.
Insisto, el tiempo y nuestros principios son nuestros aliados. Las personas que carecen de los segundos suelen suplirlos con la falta de escrúpulos.
La sabiduría maternal es incalculable. La mía siempre me ha dicho que "con tiempo y una caña, todo se pesca".
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