viernes, 26 de octubre de 2007

T'estimo

El vagón de metro se retuerce en la oscuridad del tunel. Es tarde, estoy cansado, vuelvo a casa. No hay separación entre los vagones. Estoy de pie, hay sitio de sobra, poca gente en el vagón. Oteo mi alrededor. No puedo creerlo, me paro en una muchacha joven. Está sentada en el vagón de al lado, su mirada se cruza con la mía, estamos relativamente lejos, pero un estremecimiento recorre mi cuerpo. Te veo, estas allí, pero qué haces allí. Me quedo mirándote. Tienes que ser tú. El pelo corto, moreno, precioso, como a mí me gusta, con ese corte tan característico y único. Es imposible, no puede ser, pero estas ahí, pareces relajada, tranquila, quizás algo cansada.

El metro continua su zig-zag incesante. Pasan las estaciones, ya quedan menos para llegar a mi destino, y sigo paralizado. Tienes un jersey oscuro que te sienta muy bien, eres tú. Ese jersey es tuyo. Esa mirada... Tienes que ser tú. No puedo apreciar tu altura sentada, pero no parece exagarada, tienes que ser tú, no tengo dudas. Me fijo en tu cara, tus labios, tu mirada cansada pero vital. No lo puedo creer, cómo has podido llegar ahí, y como soy incapaz de reaccionar y llegar hasta tí si te tengo ahí, tan cerca. Pareces en paz, serena y tranquila. Giras la cabeza, tu pelo se mueve acompasado, en un ritmo muy característico que a mí me encanta. Ahora vuelves a mirarme, sonríes...

Se acabó.

Suena el megáfono del metro. El tren ha llegado a su destino, y yo abro los ojos, aún con una sonrisa que cubre todo mi rostro. Entiendo. Un sueño dulce cariño, tan sólo eso, te echo de menos.

1 comentario:

Expediente X dijo...

Otra vez más te digo lo mismo,
y creo que es la tercera vez:

"No te lo dije yo que quien la sigue y la persigue al final la consigue, ánimo y a por ella.".

Saludos Pepito Grillo particular de un Expediente X singular.