miércoles, 17 de enero de 2007

Me echaron...

Pues sí, me echaron, no más. No tengo otra explicación. Debimos ser muy malos. Igual después de todo, así debía de ser. Me he buscado un nuevo aliado: el tiempo.

Les dejo un poema del genial Mario Benedetti. Sirva este poema como reflexión íntima, que cada cual extraiga sus conclusiones.
COMO SI FUÉRAMOS INMORTALES


Todos sabemos que nada ni nadie habrá de
ahorrarnos el final
sin embargo hay que vivir como si fuéramos
inmortales
sabemos que los caballos y los perros tienen las
patas sobre la tierra
pero no es descartable que en una nochebuena se
lancen a volar
sabemos que en una esquina no rosada aguarda
el ultimátum de la envidia
pero en definitiva será el tiempo el que diga dónde
es dónde y quién es quién
sabemos que tras cada victoria el enemigo regresa
buscando más triunfos
y que volveremos a ser inexorablemente derrotados
vale decir que venceremos
sabemos que el odio viene lleno de imposturas
pero que las va a perder antes del diluvio o después
del carnaval
sabemos que el hambre está desnuda desde hace
siglos
pero también que los saciados responderán
por los hambrientos
sabemos que la melancolía es un resplandor
y sólo eso
pero a los melancólicos nadie les quita lo bailado
sabemos que los bondadosos instalan cerrojos
de seguridad
pero la bondad suele escaparse por los tejados
sabemos que los decididores deciden como locos
o miserables
y que mañana o pasado alguien decidirá que no
decidan
sintetizando/ todos sabemos que nada ni nadie
habrá de ahorrarnos el final
pero así y todo hay que vivir como si fuéramos
inmortales.

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